Internet es una realidad cotidiana, que puebla la vida tanto de alumnos como de profesores ¿Cuál es entonces la brecha que nos separa? Será que los docentes nos quedamos aún como expectadores, apenas animados a interactuar en redes sociales; vemos la web como una vidriera, un escaparate de donde obtener información, protegidos en el supuesto anonimato de nuestra búsqueda. Usamos internet como si fuera unidireccional.
Para nuestros alumnos, nativos digitales, internet es una alternativa de comunicación. Arman, desarman, publican y comentan sin el prejuicio de cómo lo verán otros. Simplemente se expresan sabiendo que no serán censurados. No es extraño, entonces, que se apasionen en esto que no es otra cosa que la ida y vuelta de la comunicación.
El desafío es entonces coordinar los dos mundos, para que los adultos nos animemos a este contacto virtual, que no por espontáneo o informal es menos valedero. Es entrando en este mundo que generamos la posibilidad de interactuar con los chicos en un nuevo nivel, pudiendo entonces mostrarles las otras posibilidades que internet también ofrece y que a nosotros nos son tan útiles.
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